Sin abandonar la carretera BU-820 y bordeando
los pantanos de Úzquiza y
Arlanzón por la margen derecha,
llegamos a Pineda de la Sierra. La
villa se haya situada en las estribaciones de la
Sierra de la Demanda
al pie del
pico San Millán (2.132 m) donde precisamente nace el río
Arlanzón.
La carretera, pese a los problemas que plantea por las numerosas curvas,
nos muestra una naturaleza que resulta ser un auténtico paraíso por la
exuberancia de sus bosques de robles, pinos y hayas.
En el pueblo llama la atención un tipo de arquitectura popular en donde
domina la piedra como material de construcción, a veces sin apenas
trabazón. Se trata de una piedra arenisca con unas tonalidades rojizas
que dota de una gran vistosidad a los muros.
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